El préstamo del FMI, la humillación diaria y ‘ese oscuro objeto del deseo’

Del FMI y su maldito programa a 48 meses sabemos poco, pero sí notamos algo importante: será un préstamo circular.

Opinión09 de abril de 2025 Hugo Asch
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--¿No puedes amar todo lo que
te doy de mi misma? Tienes mis
senos, mis labios, piernas ardientes,
mis cabellos, todo mi cuerpo en
tus abrazos y mi lengua en un beso.
¿No es bastante eso? Ah. Entonces
no es a mí a quien amas, sino sólo
lo que yo te niego.
El veterano empresario Mateo Faber –Fernando Rey– perdidamente enamorado de su criada Conchita Pérez, se desespera porque ella acepta su flirteo, regalos, dinero y hasta una casa, pero se niega a tener sexo con él. La obsesión de Mateo con Conchita alcanza una tensión insoportable.
De ‘Ese oscuro objeto del deseo’, el último film dirigido por Luis Buñuel (1900-1983) en 1977.
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Luis Buñuel quería para el papel de Conchita a María Schneider, que había deslumbrado al mundo del cine en 1972, cuando filmó con Brando ‘El último tango en París’.
Pero cuando la vio en el set enseguida supo que no era la actriz que necesitaba. Se lo confesó amargamente al productor Serge Silberman, que ya tenía invertido mucho dinero en el proyecto.
“No sé, tal vez podríamos contratar a dos actrices para ese papel”, murmuró Buñuel y en seguida dijo “No, es una tontería”. A Silberman le encantó la idea “¡Sí, hagámoslo!”.

Un director genial como Buñuel podía permitirse cualquier cosa, así que simplemente lo hicieron.
Partieron al personaje de Conchita Pérez en dos. Una era dulce, elegante, algo fría, inocente, muy francesa y lo interpretó Carole Bouquet, que tenía 19 años. La otra era apasionada, seductora, sanguínea y muy española del sur: Ángela Molina, de 22.

Las dos Conchitas y Mateo se comportaban muy locamente. Se dejaban acariciar, quitaban sus manos, se besaban, se peleaban, se juntaban, se separaban, se acostaban juntos sin tocarse, se arrojaban baldes con agua, se declaraban el odio, el amor y otra vez el odio.

Una noche Mateo quiso entrar en la casa de Conchita pero la reja estaba cerrada con llave. Ella se acercó. Casi podían tocarse entre las rejas andaluzas. Ella lo miró y le dijo, anhelante
–Te esperaba. Besa mi mano.
Él tomó la mano y la besó suavemente.
–Ahora besa el dobladillo de mi vestido. Y mis pies. Ahí, bien, bien...
Mateo se agacha, obedece.
–Ahora vete.
–¿Qué has dicho
–Vete. (lo mira y se ríe)
–¿Te estás riendo?
–¡Tú me haces reír! Mírame Mateo. Mira que feliz soy. Estoy libre de tí para el resto de mi vida. A ver, ¡abre esa puerta! ¡Intenta abrirla con los dientes! (suelta una carcajada)
Mateo se desespera, agita inútilmente la reja cerrada por dentro.
–No te vayas aún, tengo cosas que decirte. No te soporto. Tu toque más ligero me enferma, me dan ganas de vomitar. Intento escapar pero tú siempre me alcanzas, tus manos me tocan de nuevo, me tomas en tus brazos y me besas con tu boca. ¡Las cosas que siento cuando me obligas a meterme en tu cama! A la noche escupiría después de cada beso tuyo. He rezado para que murieses, después de haberte arruinado.
Ella, desafiante, acercó su cara a la reja y él trató de abofetearla.
–Ya está, te he dicho todo, puedes marcharte, ¡Marchate Mateo!
Mateo la mira furioso, a punto de estallar.
–¿No te vas? Entonces quédate y mira. Este es mi amante ‘El Morenito’, es guapo y joven. ¿Quieres quedarte? Bueno. Si quieres mirar… ¡Mira!
(…)

La película de Buñuel es una obra de autor que puede leerse de muchas maneras. Hay obsesión, machismo, locura, histeria, doble moral burguesa, perversión, engaño, goce, violencia, surrealismo, violencia física, violencia política.

¿Por qué recordé esta película cuando me enteré que el staff del FMI había anunciado el nuevo acuerdo técnico de Facilidades Extendidas por 20.000 millones de dólares en un programa a cuatro años –48 meses– que todavía debe ser aprobado por el directorio de la entidad?

¿Qué tendrá que ver Buñuel, las dos Conchitas y el atribulado Mateo que insiste, lucha, sufre y jamás obtiene lo que busca y le niegan, con nuestra triste realidad? Mmm…

¿Cuál de las dos Conchitas sería la búlgara Kristalina Gueorguieva? ¿Y la india Gita Gopinath? ¿Hubiese conseguido un buen papel Christine Lagarde? ¿Macri sería su Mateo, enamorado de la Conchita francesa que sí le entregó el oscuro objeto del deseo…que igual lo arrastró a la ruina? ¿El perverso violador Dominique Strauss-Khan, último hombre en dirigir en FMI, podría haber condimentado aún más esta triste comedia bufa?

¿Qué extraña treta de mi inconsciente me hizo asociar el último film de un genio como Buñuel con la Segunda Temporada de la Obra Maestra del Terror dirigida por Luis Caputo, el ministro de la cara de cemento que más ha endeudado a un país en toda la historia de la humanidad?

No fue un sueño. Leí el titular y recordé de inmediato la triste figura de Fernando Rey en el papel de Mateo, rogando, siendo humillado por su bellísimo y esquivo objeto de deseo.
Tal haya un patrón común.

¿Por qué Mateo y sus dos Conchitas se enganchan fatalmente en esa atracción tóxica? ¿Por qué el FMI insiste en otro súper préstamo para Argentina, el deudor estrella de su cartera que si no cumple con los pagos –pues no tiene dólares ni producción para generarlos– puede arrastrarlo a la quiebra?

En loco guion del surrealista Buñuel parece muy formal si lo comparamos con la serie en capítulos que inició Mauricio Macri en 2018, cuando los privados de Wall Street se cansaron de prestarle a Caputo y hubo que ir de rodillas al Fondo en busca de mucho dinero y poco amor.

Anuncio muy cacareado por el gobierno, pero nada queda claro. Seguimos sin saber –el gobierno, la prensa, los argentinos– el monto del desembolso inicial, la fecha en la que será girado y mucho menos la disponibilidad de esos fondos.

El FMI, aunque suene extraño, no presta dólares. Le concede a los países una moneda propia –‘plata del Estanciero FMI’, digamos– que se llama ‘Derecho Especial de Giro’. El DEG vale 1,35 dólar y se deposita en una cuenta especial del FMI que lleva el nombre de cada país.

La nuestra debe ser, por lejos, la cajita más grande de la institución: debemos 40.000 millones y nos darán 20.000 más. Desde 2018 vamos punteros en la tabla y con este programita triplicaremos al segundo deudor. ¡Faaahh…! “¡Ar-gen-tina, Ar-gen-tina…!”.

¿Trump tuvo algo de culpa por no haber registrado en Miami al argentino peluqueado con papada que siempre lo corre y abraza, y por eso presionó para que el staff confirmara el préstamo antes que se lo comieran los caranchos?

No. Para hacerlo nos ha pedido de todo, y más también.

Gracias a Milei –que dice “¡Si presidente Trump!” si le aprietan la panza como a la muñeca ‘Yoly Bell Marilú’–, pronto habrá ‘Arancel 0’ para llenarnos de producción ‘Made in USA’. Tanto que –¡Oh milagro!– hasta la mismísima UIA pidió un giro ‘al proteccionismo’. Extraordinario.

Habrá otros pedidos muy simpáticos, como la apertura general de sus ‘usados’.

Importaremos neumáticos recauchutados que harán juego con las rutas sin mantenimiento por el cese total de la Obra Pública –cada viaje en auto será tan seguro como bailar tap en una cornisa– y también maquinaria agrícola de segunda mano, algo que estaba prohibido hasta esta nueva lamida de botas oficial del presidente Milei.

Estados Unidos solía colocarlos en países de Centroamérica, pero ahora nos sumaremos a ese privilegio, con orgullo y ‘The Star Splangled Banner de fondo, tocado con banda militar (no la versión de Jimi Hendrix en Woodstock, obvio).

El gobierno sigue con la guardia baja mientras en el mundo hacen cola para cachetearnos tupido. Trump, el dueño del sparring, nos usará de puching ball mientras Milei piensa en sus propios intereses: la cola de los mandriles, los cuerpos untados en vaselina, esas metáforas que tanto le gustan.

El presidente continúa en Ganimedes aunque hoy haga escala en Asunción. Caputo sueña con que le permitan simular que este préstamo engordará las reservas para tener un respaldo que le permita salir a tomar deuda con privados a lo bestia.

Y si puede, manotear algo de lo que, de a poco, le vaya soltando el Fondo, con su permiso o sin él, como hacía con su papá cuando tenía 18 y quería salir con su barra de bausilitos amigos.

Pero para eso deberá bajar dramáticamente el Riesgo País que hoy roza los 1.000 puntos, en una economía en llamas, con inflación creciente, baja de consumo feroz, sin dólares y con los industriales y comerciantes aterrados por la lluvia de importados. Un caos dantesco.

Del FMI y su maldito programa a 48 meses sabemos poco, pero sí notamos algo importante: será un préstamo circular. Como nadie en el mundo come vidrio, nos prestarán exactamente lo que debemos pagarle en esos cuatro años. ¡Cuatro años! En este país suena como el infinito, ¿no?Mientras pasa de todo, y todo malo, esos tipos manejarán desde afuera los tiempos y los números de nuestra economía, como se les cante.

¿Quedará alguien con ganas de decir alegremente “es exactamente lo que voté”?

Tal vez, cómo no.

Todo es posible en el brutal Manicomio de los Milei.

Por Hugo Asch

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