Fuera de lugar

Quizá los atropellos a la Constitución, las afrentas a los veteranos y a los muertos en la guerra, y el desprecio por el sentido del acto del 2 de abril que mostró el presidente disimularon un detalle de su discurso que es necesario señalar. 

Leída a los tropezones, con fiereza impostada, y reemplazando el obligado "Viva la Patria" final por el patético grito de guerra de su sector político, la diatriba presidencial no sólo fue un cachetazo a la Memoria y a los históricos reclamos de integridad territorial de nuestro país; el mandatario encontró espacio para señalar a las actividades artísticas como rubros a excluir del apoyo oficial. Atacó sin eufemismos al fomento de la industria audiovisual y al pago de honorarios a artistas populares por presentaciones gratuitas como si eso pusiera en peligro las reservas del Banco Central.

Es verdad que este párrafo queda desteñido dentro de la brutalidad de la manifestación presidencial, lamentable y fallida en su totalidad. Pero no por eso debe pasar desapercibido. Aunque el gobierno que encabeza les haya quitado la medicación gratuita o haya restringido la presencia de los veteranos de Malvinas en el acto en el que, quizá, quien nunca debió haber estado (y menos, pronunciado un discurso) sea él.

Por Juan Carlos Di Lullo