America Latina Por: Redacción10 de julio de 2025

Migración inversa: latinos que renuncian al sueño americano

Mientras Trump intensifica las deportaciones, muchos migrantes regresan forzados a sus países de origen, expuestos a nuevos peligros en sus viajes y en los lugares a los que vuelven.

Según una encuesta realizada por el Pew Research Center en junio, el 23 por ciento de los estadounidenses teme que ellos o alguien cercano pueda ser deportado. Entre los candidatos a ser expulsados del país hay residentes de larga data, niños, familias e incluso personas con visas, que creían estar legalmente protegidas.

Desde el inicio de su segundo mandato, el presidente Trump ha puesto en marcha lo que describió como "la mayor operación de deportación” en la historia de Estados Unidos.

Su Gobierno ha enviado cientos de vuelos de deportación a América Latina y el Caribe. Las redadas migratorias se han intensificado y se ha invocado una ley poco utilizada de 1798, llamada Ley de Extranjeros Enemigos, para justificar algunas expulsiones.

En febrero de 2025, apenas semanas después de asumir su segundo mandato, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) informó de un fuerte aumento de las solicitudes de Retorno Voluntario Asistido (AVR) de ciudadanos de países de toda América Latina.

Human Rights Watch ha documentado condiciones subhumanas en centros donde se retiene a personas en espera de ser deportadas. En uno de estos centros, instalado en una fábrica abandonada, los detenidos podían bañarse solo cada tres o cuatro días y, según informes, a las mujeres se les negaba la posibilidad de asearse durante la menstruación.

"Estas son personas que huían de la persecución”, dice Michael García Bochenek, autor del informe de Human Rights Watch. De las 36 personas que entrevistó, algunas incluso habían trabajado para el Gobierno de EE.UU. "Deportarlas a países incapaces de protegerlas no solo es irresponsable”, comenta. "Es peligroso”.

Deportación planificada

El "parole" humanitario es una forma de entrada temporal concedida a personas en situación urgente, como quienes huyen de la violencia o de desastres. Este mecanismo había permitido a miles de personas vivir legalmente en Estados Unidos hasta ahora.

Melissa Siegel, presidenta de la Red de Migración de la Universidad de las Naciones Unidas, señala a DW que el Gobierno de EE.UU. está dejando expirar silenciosamente o cancelando directamente este estatus, lo que convierte de la noche a la mañana en deportables a personas que antes estaban legalmente protegidas.

"No es que estas personas hayan violado la ley”, dice Siegel. "Es que la política ha cambiado a su alrededor. Y ahora se las trata como si nunca hubieran formado parte (del país)”. El resultado es un número creciente de personas que antes tenían documentos, pero que ahora viven en un estado de limbo.

Migración en reversa

El clima de miedo no solo impulsa deportaciones forzadas. También está generando lo que los expertos llaman migración en reversa: personas que eligen abandonar Estados Unidos y otros países de tránsito no porque quieran, sino porque no ven otra salida.

Aunque las deportaciones son llevadas a cabo por el Gobierno de EE.UU., la migración inversa refleja otro tipo de desplazamiento, impulsado por la desesperanza, el miedo y la falta de oportunidades.

En muchos casos, ambos fenómenos están interconectados: la política estadounidense ha hecho que quedarse sea tan difícil, que muchos migrantes parten "voluntariamente”, aunque su decisión esté lejos de ser libre.

En junio, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. informó que los cruces no autorizados desde México hacia Estados Unidos cayeron un 93 por ciento en mayo, en comparación con el mismo mes de 2024.

El Tapón del Darién, el peligroso paso selvático entre Colombia y Panamá, registró una caída del 99,7 por ciento en el movimiento hacia el norte en abril, según el presidente panameño José Raúl Mulino.

Esta tendencia no refleja mejores condiciones: es un signo de desesperación. Muchos migrantes, especialmente venezolanos, están regresando desde Estados Unidos, Panamá, Costa Rica y México tras agotar todos sus recursos.

"Están regresando a una mala situación”, dijo Siegel. "En muchos casos, la misma inestabilidad política, pobreza y violencia que los obligó a huir sigue existiendo. Nada ha cambiado, salvo la política de Estados Unidos".

(gg/ms) DW

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