Opinión Hernán Colombo 16 de abril de 2025

El pan que no alcanza: ¿Corrupción o algo más?

Desde hace más de 50 años, los precios suben y la pobreza se incrementa. Cambian los gobiernos y solamente se beneficia el poder económico.

La culpa es de la casta

Desde hace más de 50 años, los precios suben, el salario pierde valor, el desempleo crece y la pobreza se incrementa. Cambian los gobiernos, cambian los partidos, pero el problema persiste. ¿Quiénes siempre están? El poder económico que se apropió del Estado.

Hay una anécdota de Menem, cuando estaba por asumir, que lo dice todo. Fue entrevistado por Moneta, de Clarín. Este le señalaba lo que debía hacer al llegar al gobierno, y Menem le respondió: “¿Usted quiere ser presidente?”. Moneta contestó: “Ser presidente es un cargo menor para Clarín”.

¿Qué pasa entonces?

Creo que el problema no empezó ayer. La corrupción es solo un medio, una herramienta para endeudarnos y vaciarnos a través de la deuda externa.
Hay algo más profundo: un modelo que defiende intereses económicos y se impone con sangre, deuda y ajuste. Y sigue vigente.

En las próximas entregas, te lo voy a contar desde mi visión. Desde esta provincia olvidada, Catamarca. Donde también los intereses condicionan y la corrupción es un medio. Te lo cuento desde lo que vi, viví y sigo pensando.

Vamos por partes.

“Quien se la roba, se la lleva toda.”

Los que detentan el poder económico no solo tienen riqueza. También tienen los vínculos para influir en nosotros (capital social), y el conocimiento y las conexiones necesarias para ocupar posiciones de alto nivel (capital cultural).

Obligan a:

  • Naturalizar la desigualdad.
  • Ejercer la disciplina y el control estatal al servicio del capital.
  • Reducir el Estado a un rol vigilante y represivo.

Este poder económico busca legitimarse a través del sistema de valores que compartimos. Nos enseñaron desde chicos —junto a ellos— que no hay que robar, que debemos ser honestos, responsables, solidarios. Pero lo hacen para obtener nuestro consentimiento.

Utilizan los medios de comunicación y su influencia para que elijamos, como salvadores, a individuos que ellos mismos manipulan. Y también eligen a quién debemos culpar por las desigualdades, a quién llamar "corrupto".

La corrupción existe. Es inherente a este sistema económico. Pero el daño se vuelve masivo cuando lo que se roba es estructural: el presente y el futuro de millones.

Las deudas externas son trampas. Siempre pasa lo mismo, y siempre nos damos cuenta tarde.

Macri tomó 45.000 millones de dólares. Milei ya lleva 35.000 millones. En ambos casos, no sirvieron ni servirán para mejorar los comedores sociales, ni para que los jubilados cobren una pensión digna, ni para que las universidades y el CONICET investiguen, ni para viviendas, hospitales, rutas o trabajo.

Se lo lleva “todo” el famoso mercado, manejado por los Caputo de turno. Y nos dejan la miseria que provoca tener que pagar lo que ellos se llevan.

Desde hace más de 50 años, los precios suben, el salario pierde, el desempleo y la pobreza crecen. Es una transferencia constante de recursos hacia el poder económico. Y, en consecuencia, la deuda externa crece, al igual que nuestra “deuda interna”, que jamás podrá saldarse.

Ni siquiera con toda la solidaridad entre nosotros podremos revertir el daño profundo que sufre nuestra sociedad: niños, jubilados, desempleados, pobres. Eso ya es irrecuperable.

Los resultados están a la vista: generaciones enteras que crecieron sin alimento y sin salud; jubilados abandonados; comedores reemplazando a la mesa familiar; viviendas que son apenas dormitorios. Todo esto y mucho más anticipan graves problemas de convivencia futura.

¿Qué pasa entonces?

No es solo la corrupción, como la señalan.
Es algo más profundo: un modelo que se impuso a sangre, deuda y ajuste. Y que continúa vigente.

En las próximas entregas, te lo voy a contar desde mi lugar. Desde esta provincia olvidada, Catamarca. Desde lo que vi, viví y sigo pensando.

hernanmiguelcolombo.blogspot.com 

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