León XIV en el Líbano: El líder religioso chiita le pide ayuda "contra la agresión israelí y sus consecuencias"

La etapa libanesa de este primer viaje del Papa es un estallido de alegría en las calles, en las iglesias y en las plazas.

Dondequiera que León XIV se desplaza, multitudes de jóvenes, familias, cristianos e incluso musulmanes buscan hacerle sentir su presencia, pese al clima adverso en Beirut, con lluvia y viento.

Pero el dolor y las heridas de la guerra —palpables aquí a diario— emergen incluso en medio de la celebración. Y así, sin rodeos, hay quienes piden al Papa ayuda contra "el agresor": Israel.

Si el tema no había surgido con tanta claridad durante la primera jornada —la más política—, hoy fueron los líderes religiosos quienes pusieron sobre la mesa el sufrimiento causado por las bombas.

La exhortación de León XIV es "seguir esperando y trabajando, incluso cuando alrededor retumba el ruido de las armas y hasta las necesidades cotidianas se vuelven un desafío".

"A veces la humanidad mira a Medio Oriente con temor y desánimo frente a conflictos tan complejos y prolongados. Sin embargo, en medio de estas luchas —subrayó el Papa— es posible encontrar esperanza y aliento".

En esta época "en la que la convivencia parece un sueño lejano, el pueblo del Líbano, aun abrazando religiones distintas, es un poderoso ejemplo: el miedo, la desconfianza y los prejuicios no tienen aquí la última palabra".

A los 15.000 jóvenes reunidos en Líbano —pero también llegados desde Siria e Irak—, León lanzó un mensaje de aliento: "Tienen el entusiasmo para cambiar el rumbo de la historia".

La palabra que el Papa repite una y otra vez es "esperanza", la misma que los libaneses eligieron como lema de su visita. En los carteles que cuelgan en las calles, su gigantografía mezcla las palabras "Pope" y "Hope".

Pero son algunos líderes religiosos quienes salen a la luz para pedir ayuda al Papa y al mundo. "Nuestra gran esperanza es que su visita traiga consigo toda posibilidad de éxito y fortalezca la débil unidad nacional de este país herido, a causa de la agresión israelí continua contra nuestro pueblo y nuestra tierra", afirmó el líder chiita libanés, el jeque Ali El-Khatib.

El jeque pidió explícitamente a León XIV: "Ponemos la cuestión del Líbano en sus manos y en todas sus capacidades a nivel internacional, para que el mundo ayude a nuestro país a liberarse de sus crisis acumuladas, empezando por la agresión israelí y sus consecuencias".

Aún más duras fueron las palabras del Patriarca de Antioquía, cabeza de la Iglesia siria ortodoxa, quien habló del "feroz enemigo israelí", tanto para musulmanes como para cristianos. "Los hijos de esta región anhelan una paz basada en la justicia —dijo Mar Ignacio Efraim—, que salvaguarde la dignidad y la libertad humana en un Estado regido por el derecho y basado en la igualdad de derechos y deberes".

Pero los problemas internos del Líbano no son menos pesados.

Esta vez fue el Papa quien condenó la traición al pueblo por parte de "personas y organizaciones que especulan sin escrúpulos con la desesperación de quienes no tienen alternativas".

La jornada del Pontífice había comenzado con una oración en la tumba de San Charbel, a quien pidió unidad para la Iglesia y paz para el mundo. Luego se reunió con la comunidad católica en Harissa, en el santuario de Nuestra Señora del Líbano. Por la tarde tuvo lugar el encuentro interreligioso y, más tarde, el acto con los jóvenes.

Mañana está previsto otro momento clave de esta visita a Beirut: la oración silenciosa en el lugar de la explosión del puerto, la del 4 de agosto de 2020, que causó más de doscientas muertes y desató una verdadera catástrofe económica. Después celebrará misa. A las 13.15, el Papa abordará finalmente el avión papal para regresar al Vaticano. ANSA