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Vigilia con champagne

No entienden. Nunca entendieron. El peronismo no vuelve. Porque nunca se va. En tiempos adversos, resiste, se reconfigura, se realimenta.

Politica11 de junio de 2025 Juan Carlos Di Lullo
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Todos con Cristina

Feinmann levanta una botella de champagne y pone cara seria para arengar, inflamado por un repentino hálito justiciero. El hijo de Viale muestra alborozado la sentencia infame, enmarcada cual relicario sagrado. En LN+, el zócalo menciona un imaginario "Alzamiento contra la Corte" mientras Trebucq habla, pero (como siempre) no se le entiende nada. Majul lee la sentencia con la misma emoción de los relatores al transmitir el penal de Montiel en Qatar. Después vienen las columnas sesudas, como la del oscuro escriba tucumano (lo de oscuro no es por la piel sino por el alma) o la de Di Marco (que ya la puso entre las rejas) en La Nación, los panfletos diversos del "gran diario argentino" (cada vez menos "gran") y los tuits insólitos como el del calabrés a cargo de la mafia judicial que alucina un "impecable trabajo de la justicia".

"Cuidado que pueden volver", dicen algunos, equivocados. No entienden. Nunca entendieron. El peronismo no vuelve. Porque nunca se va. En tiempos adversos, resiste, se reconfigura, se realimenta. Y después, reasume (que no es lo mismo) para que la Patria agraviada empiece la reconstrucción.

Recordemos el 2000. ¿Quién podía imaginar que tres años después se iba a poner en marcha la mejor versión del peronismo desde la muerte de Perón? 

Ayer, la vigilia se armó espontáneamente; hoy, continúa hasta con sillas.

Éstos, que creen haber clavado el último clavo en el ataúd del kirchnerismo, sólo han conseguido poner una lápida sobre la Democracia.

Unido, el peronismo la va a remover. Una vez más.

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