El último adiós al Papa Francisco

Será una ceremonia sencilla pero emotiva: el cuerpo del papa Francisco será trasladado, mañana miércoles por la mañana, desde la Casa Santa Marta a la Basílica de San Pedro para que los fieles le rindan homenaje.

    Tres días de oración, con horario extraordinario de apertura, para que todos aquellos que lo deseen puedan presentar sus últimos respetos al Papa argentino.

    Mientras hoy, de forma más privada, comenzó la devoción a Santa Marta.

    Entre las personas que quisieron dar el último adiós al Papa se encontraba también el presidente de la República, Sergio Mattarella, acompañado de su hija Laura.
    Durante los días que el presidente estuvo hospitalizado en Santo Spirito, el papa Francisco quiso hacer sentir su cercanía con una nota: "Unidos por la fragilidad que marca esta temporada de nuestra vida, estamos invitados a no perder la esperanza", escribió entonces el argentino Jorge Bergoglio a Mattarella, según informaron los medios vaticanos.

    En tanto, fueron muchos los países que decidieron el luto nacional en honor a Bergoglio, como Italia, que dura cinco días, con una invitación a diez minutos de silencio en oficinas y escuelas, coincidiendo con el inicio de los funerales, el sábado 26 de abril a las 10 (hora local).

    En el Vaticano, todo está preparado, desde la seguridad a la logística, para recibir la larga afluencia de fieles que, desde las 11 hasta la medianoche, podrán rendir homenaje al Pontífice mañana.

    Además, continuará el jueves 24 (de 7 hasta la medianoche) y el 25 de abril, de 7 a 19 horas.

    Antes de la llegada de los fieles, tendrá lugar la ceremonia con la procesión que acompañará el cuerpo de Francisco por la Plaza Santa Marta y la Plaza de los Protomartiri Romani, dentro del Vaticano.
   

Luego el paso por el Arco de las Campanas, aquel por donde entraba y salía el Papa en el "papamóvil".

    La última vez que ocurrió fue el domingo.
Luego la procesión entrará en la Plaza de San Pedro y después en la Basílica Vaticana por la puerta central.

    En el Altar de la Confesión, el cardenal camarlengo Kevin Farrell presidirá la Liturgia de la Palabra, después de la cual comenzarán las visitas al pueblo.

    Como ya se había anunciado de manera informal, el funeral del papa Francisco se celebrará este sábado (26 de abril), a las 10 de la mañana, frente a la Basílica de San Pedro.

    La liturgia será presidida por el cardenal decano, Giovanni Battista Re.

    Se espera la asistencia de más de 200.000 personas y la llegada de al menos un centenar de delegaciones extranjeras.

    De hecho, se esperan jefes de Estado de todo el mundo, desde el estadounidense Donald Trump al ucraniano Volodymyr Zelensky, pero también líderes religiosos de todas las confesiones.

    Entre los primeros en confirmar su presencia estuvo el Patriarca Ecuménico Bartolomé, gran amigo de Francisco, con quien compartió viajes y sobre todo batallas: las de los migrantes, las de los pobres, el cuidado de la casa común.

  Estaba previsto que se reunieran a finales de mayo en Nicea, Turquía, para el 1700 aniversario del Concilio Ecuménico.

    En su lugar, el Patriarca ortodoxo abordará un vuelo desde Estambul para dar el último adiós al líder católico, pero sobre todo a su "amigo fraterno".

    Entretanto, los cardenales comienzan a conocerse mejor en vista del Cónclave.

    Hoy primera congregación: una hora y media para detalles organizativos y juramento de confidencialidad.

    Este miércoles se volverán a reunir a las 17 horas (15 GMT), pero serán necesarios algunos días, al menos el tiempo suficiente para que lleguen todos los cardenales a Roma, para llegar al corazón de la discusión.

    Lo dijo claramente el cardenal Gianfranco Ravasi: "Las congregaciones sucesivas, con la llegada de cardenales de todo el mundo, darán indicaciones, como sucedió en 2013, sobre cómo se tomarán las decisiones para el futuro Cónclave".

    Solo entonces intentaremos diseñar juntos la Iglesia que queremos para el futuro y, en consecuencia, el nuevo Papa que la gobernará.

ANSA