America Latina Por: Emilio Isauro Martinez20 de junio de 2025

Colonia Dignidad: "Nunca es tarde para hacer justicia"

La condena a seis años de cárcel de un excolono de la secta alemana en Chile, por encubrir el secuestro de tres detenidos políticos, da cuenta de la necesidad de seguir investigando, dicen expertos a DW.

En sus funciones de seguridad y como operario de maquinaria pesada, el excolono Willi Malessa participó en la operación para exhumar y hacer desaparecer cuerpos de ejecutados políticos de la dictadura militar que habían sido enterrados en el predio de Colonia Dignidad, el asentamiento alemán en el sur de Chile. También ayudó a desarmar y ocultar vehículos de estos detenidos.

Por estos hechos había sido sometido a proceso y se encontraba en prisión preventiva desde mayo de 2023, como cómplice en los delitos de secuestro calificado de Juan Maino, Elizabeth Rekas -quien tenía un embarazo de cuatro meses- y Antonio Elizondo. 

El pasado 30 de mayo, la jueza Paola Plaza, de la Corte de Apelaciones de Santiago, lo condenó en definitiva como encubridor de estos delitos y le impuso una pena de seis años de presidio efectivo -al que se resta el tiempo que ya ha estado en prisión-, y queda inhabilitado para ejercer cargos públicos. "Estamos en presencia de crímenes de lesa humanidad y, por tanto, no admiten sustitución del cumplimiento de la condena”, señala a DW Mariela Santana, abogada de la familia Maino. 

Consultada por DW, Margarita Maino, hermana de una de las víctimas, se muestra satisfecha, aunque reconoce que todavía cabe la posibilidad de que el condenado apele al fallo. "Por lo menos es una condena. Seis años es poquísimo, debiera ser más, porque lo que ocurrió en Colonia Dignidad fue horrible y Willi Malessa se guardó esto por 49 años”, dice.

Centro de detención clandestino

Maino, Rekas y Elizondo eran activistas de un movimiento opositor a la dictadura de Augusto Pinochet. Fueron detenidos por agentes de la policía secreta DINA en 1976 y llevados a un centro calndestino de detención en Santiago. Los autos de dos de ellos también fueron confiscados.

Luego, habrían sido recluidos en Colonia Dignidad. En el asentamiento fundado en 1961 por el predicador laico Paul Schäfer se impuso un régimen sectario y se cometieron diversos delitos contra ciudadanos alemanes y chilenos, como tortura, abuso sexual de menores, medicación forzada, trabajo esclavo y fabricación y tráfico de armas. 

Durante la dictadura, funcionó como un centro de detención, tortura, ejecución y desaparición de prisioneros políticos en complicidad con la DINA, la policía secreta del régimen de Pinochet. Según antecedentes judiciales, allí habrían sido ejecutados y hechos desaparecer decenas de prisioneros políticos.

Varios de sus vehículos fueron desarmados y enterrados para eliminar toda evidencia. Como parte de las investigaciones, en el lugar se han encontrado restos de motores. Sin embargo, no se han podido encontrar ni identificar restos humanos. Se cree que todavía hay por lo menos una fosa que no ha sido encontrada.

Cómplices en Chile y en Alemania 

Como habitante de Colonia Dignidad, Malessa contaba con la confianza de sus superiores y gozó de una serie de privilegios, a diferencia de la mayoría de los colonos. Se pudo casar, formar una familia y en 1998 abandonó el enclave para poner su propio negocio. Margarita Maino sostiene que la dirigencia de la secta lo habría recompensado por su silencio.

"Él formó parte de la estructura jerárquica de Colonia Dignidad, una estructura que aún no ha sido desmantelada totalmente. Realizaba tareas que no se le encomendaban a cualquiera, sino exclusivamente a personas de confianza de Paul Schäfer. Sin esa participación, el delito no hubiera podido ser consumado”, dice a DW Mariela Santana.

"Es positivo que avancen las investigaciones judiciales en relación a los crímenes cometido en Colonia Dignidad. La sentencia de la ministra Plaza constata que Malessa fue parte de una maquinaria”, dice a DW Jan Stehle, investigador del Centro de Investigación y Documentación Chile-Latinoamérica (FDCL). "El fallo nombra a diversos otros excolonos que tuvieron participación en los hechos. Varios de ellos ya han fallecido. Otros residen en Alemania, donde gozan de completa impunidad”, señala. 

Entre estos últimos, Reinhard Döring, y Hartmut Hopp, el médico de la secta, también procesados por el mismo delito. Sobre ellos pesa una orden de captura internacional interpuesta por la justicia chilena. Sin embargo, como Alemania no extradita a sus ciudadanos, han podido permanecer en este país libremente, y la justicia alemana ha archivado todas las investigaciones en relación con la colonia sin resultado.

Por la causa de Maino, Rekas y Elizondo, en 2014 fueron condenados exagentes de la DINA en una sentencia definitiva de la Corte Suprema. Otros dos excolonos que fueron procesados en esa ocasión finalmente fueron absueltos y más tarde fallecieron. 

El reciente fallo, de más de 200 páginas, da cuenta de una serie de pericias y testimonios que acreditan la complicidad con la dictadura. "Las víctimas están individualizadas entre las fichas de clasificación de la Colonia Dignidad”, indica el escrito de la ministra Plaza, en alusión a los documentos que elaboraban los colonos como parte de su labor de inteligencia. Asimismo, señala que "los dos vehículos que les fueron sustraídos al momento de su captura se usaron por integrantes de la Colonia previo a su destrucción y entierro, como forma de ocultar cualquier vínculo entre las víctimas y su paso por el enclave alemán”.

Un caso de impunidad

En su testimonio, Malessa reconoce que se excavó en aproximadamente diez fosas que contenían unos 40 cadáveres en total y que los restos de los cuerpos fueron calcinados "con un lanzallamas a cargo de Hopp, destinado originalmente a defensa, con un alcance de unos 100 metros” y arrojados a un estero y a un río.

"Malessa es hoy el único condenado. Este caso puede vincular a los colonos con casos de derechos humanos de la dictadura”, destaca Maino. Actualmente no hay otros antiguos habitantes encarcelados por crímenes cometidos al interior de la colonia. Los pocos condenados ya han fallecido. 

Está convencida de que "indudablemente hay más personas de Colonia Dignidad que saben, en Chile y en Alemania”, y aunque cree que es prácticamente imposible encontrar restos de su hermano, no pierde la esperanza de que se haga justicia: "Necesitamos el castigo de los culpables y que Alemania también ponga de su parte, para que Hopp y Döring enfrenten la justicia”.

"La sentencia es reflejo de la impunidad de las últimas décadas y no obstante muestra que nunca es tarde para hacer justicia”, afirma Stehle. El autor del libro El caso Colonia Dignidad subraya que las investigaciones de los crímenes ocurridos en el asentamiento deben continuar: "Hay mucha impunidad y muy poco esclarecimiento, tanto por la justicia chilena como por la alemana. Alemania es garante de impunidad para victimarios de Colonia Dignidad. Hace falta que reactive las causas y que la justicia chilena obtenga los testimonios de quienes viven ahí”.

A partir de este fallo, dice la abogada Santana, "pueden surgir nuevas investigaciones en contra de otros miembros de la estructura jerárquica de Colonia Dignidad y de civiles cómplices de Paul Schäfer que, en connivencia con la dictadura, hicieron posible estos delitos, el ocultamiento de la información y que pasaran décadas sin investigar, se perdiera evidencias y se fugaran personas que estaban involucradas en estos crímenes. En sí misma la sentencia tiene un valor ejemplificador y también esperanzador”. 

(ms)DW

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