Al modelo económico (de 51 años), sacándole la careta democrática
En casi 51 años no se logró cambiar el modelo. Estuvimos al borde de una guerra con nuestros hermanos chilenos, y tuvimos una guerra con los ingleses aliados con los norteamericanos: la Guerra de Malvinas de 1982.
En casi 51 años no se logró cambiar el modelo. Estuvimos al borde de una guerra con nuestros hermanos chilenos, y tuvimos una guerra con los ingleses aliados con los norteamericanos: la Guerra de Malvinas de 1982.
En total, murieron 649 argentinos:
323 en el hundimiento del crucero ARA General Belgrano.
55 eran tripulantes de la Fuerza Aérea Argentina.
16 pertenecían a la Armada (fuera del Belgrano).
194 soldados del Ejército Argentino murieron en combate terrestre en las islas.
6 gendarmes de la Gendarmería Nacional desplegados en combate.
A esto se suman más de 1.000 excombatientes que se suicidaron en los años posteriores, víctimas del abandono estatal y el trauma de la guerra.
Un homenaje eterno a nuestros héroes.
La mayoría eran jóvenes de 18 años.
Después vino la dictadura, y luego votamos más de 20 veces.
Algunas veces con esperanza. Otras con bronca y decepción.
Entonces la pregunta es inevitable:
¿Cómo puede ser que, tras tantos intentos democráticos, a la mayoría del pueblo argentino le siga yendo mal y a un pequeño núcleo corrupto le vaya tan bien?
El espejo de Saramago
José Saramago, Nobel de Literatura 1998, escribió Informe a la lucidez. En esa novela, una sociedad llega a votar en blanco masivamente, sin campaña ni consignas. El gobierno, confundido, se retira para darles un "escarmiento". Pero no pasa lo esperado: la gente no entra en caos, sino que se organiza, se cuida, coopera.
Es ficción, pero plantea verdades duras:
¿Para qué sirven los funcionarios si el pueblo puede decidir por sí mismo?
¿Hasta dónde debemos premiar con nuestro voto a quienes no nos representan?
Hoy nos dicen:
“El ajuste es necesario.”
“No hay plata.”
“La culpa es de la casta.”
Pero el modelo no cambió. Se profundizó.
El gobierno de Javier Milei viene a completar lo que se empezó hace décadas:
Un ajuste brutal al pueblo.
Informe desde el desencanto
Esta serie de seis entregas bien podría llamarse así:
Un espejo argentino del Informe a la lucidez.
Una sociedad desencantada, descreída de la política, yendo a elecciones sin entusiasmo… pero con memoria.
Memoria de cinco décadas de ajuste, exclusión y neoliberalismo.
Conclusión: ¿Qué hacer con la lucidez?
Después de 51 años de promesas rotas, ajustes feroces, democracia sin pan ni trabajo, corrupción estructural y saqueo con moño técnico…
mucha gente se siente sola.
No es apatía. Es lucidez amarga.
Como en la novela de Saramago, una mayoría empieza a votar en blanco.
No por ignorancia, sino por dolor. Porque ya no cree.
Pero no creer en esta política no es no creer en la política.
Lo que nos pasó no fue casual:
Fue un modelo económico
Una estructura de poder
Un sistema que necesitó:
- Represión.
- Deuda.
- Medios aliados.
- Funcionarios obedientes y corruptos.
- Nuestra decepción como combustible.
La democracia no está agotada
Lo que está agotado es el uso tramposo que se hace de ella para legitimar el saqueo.
No hay soluciones mágicas.
Pero hay una dirección posible:
Recuperar la política como herramienta de transformación.
Volver a unir:
Política y pueblo.
Economía y dignidad.
Palabra y acción.
¿Qué podemos hacer democráticamente?
- Catamarca no es pobre: la empobrecieron.
- Hablar. Romper el silencio. Discutir. Encontrarnos. Nadie se salva solo.
- Participar. No basta con votar. Hay que reclamar, proponer, militar, organizarse.
- Educar la mirada. Comprender el modelo. Ver quién gana con cada ajuste, cada deuda, cada hecho de corrupción.
- Repolitizar lo cotidiano: lo que comemos, lo que pagamos, lo que soñamos.
- Decidir también es democracia.
- Cuidar la democracia. No como rito vacío, sino como un terreno a defender.
- Cortar con lo mismo. Elegir distinto.
- Lo que viene depende de nosotros.
- Organizá. Nadie lo va a hacer por vos.
- Que tu barrio tenga lo que necesita.
- Con respeto, y con bronca también se puede.
- Como dijo el Papa Francisco a la juventud: “¡Hagan lío!”
Y como decía Mario Dardo Aguirre:
"A mí tampoco me gusta esta realidad. Por eso la quiero cambiar."
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