"Con Arte que Conecta buscamos resignificar el espacio público"

Los protagonistas son Julio Middagh y Bartolomé Albornoz Piossek, quienes presentaron el proyecto “Arte que Conecta”, en el eje Turismo Sustentable del concurso “Ideas para el Área Metropolitana de Tucumán”, impulsado por la Fundación Ibatín.

Para los egresados, el premio significó mucho más que una distinción académica: “Recibir este reconocimiento es un enorme honor. Confirma que las ideas con compromiso social, cultural y territorial pueden transformarse en motores de cambio real”, expresaron.

En una charla con MediosUNT, los graduados de la Facultad de Derecho explicaron que su propuesta concibe al turismo no solo como actividad económica, sino como una herramienta para integrar, visibilizar y revalorizar barrios históricamente relegados, fortaleciendo la identidad local y dinamizando economías de cercanía. A continuación, compartimos las vivencias y los detalles del proceso:

¿Qué significó para ustedes recibir este premio y ser reconocidos por una institución como la Fundación Ibatín? 

Recibir este premio fue un enorme honor y una alegría inmensa. Para nosotros, significa que las ideas con compromiso social, cultural y territorial tienen un lugar, y que pueden ser motor de transformación real.
Que una institución como la Fundación Ibatín reconozca nuestro trabajo nos confirma que es posible descentralizar el turismo, y construir recorridos que pongan en valor la cultura viva de los barrios del AMeT. Esta distinción nos impulsa a seguir apostando por proyectos de políticas públicas que conectan a los vecinos con su territorio, buscan dinamizar la economía y realzar nuestra identidad local.

¿En qué momento tomaron real dimensión del impacto que podía tener su propuesta en el Área Metropolitana de Tucumán?

A medida que fuimos desarrollando la propuesta con las premisas que nos brindó la Fundación Ibatín, comenzamos a tomar conciencia del verdadero potencial transformador de nuestra idea. “Arte que Conecta” no es solo un proyecto artístico o turístico, sino una herramienta concreta para resignificar el espacio público, fortalecer la identidad barrial y dinamizar economías locales.

El punto clave fue cuando analizamos experiencias como la Comuna 13 en Medellín, donde el muralismo, en articulación con las comunidades, no solo revitalizó barrios estigmatizados, sino que generó orgullo local y atrajo turismo de forma sostenible. Ver que eso era posible, y que Tucumán tiene barrios con igual potencial cultural, nos convenció de que nuestro proyecto podía generar un impacto real en el Área Metropolitana, promoviendo una provincia más conectada, inclusiva y viva.

¿Cuál fue el problema central que identificaron en el territorio y qué los motivó a abordarlo desde esta mirada?

Detectamos que uno de los principales desafíos del AMeT en Turismo es la concentración de la actividad en zonas históricas del microcentro, dejando fuera del mapa a barrios con riqueza cultural, artística y social. Esa desigualdad en la visibilidad territorial limita el desarrollo económico, el sentido de pertenencia y la valorización de las identidades locales.

Decidimos abordarlo desde una mirada integradora: el arte urbano como puente entre comunidades, y el turismo sostenible como estrategia de conexión territorial. Queríamos que el turismo no sea solo consumo de postales, sino una experiencia que visibilice historias, sabores y paisajes cotidianos que merecen ser parte del relato de Tucumán.

¿Qué herramientas de participación ciudadana contempla su proyecto y por qué creen que son clave para el desarrollo en Tucumán?

El corazón del proyecto es la participación. Los murales son co-creados entre artistas locales y vecinos, y se realizan talleres abiertos donde participan jóvenes, familias, docentes y organizaciones del territorio. Además, se realizarán ferias itinerantes donde se dará espacio a artistas (músicos, intérpretes, entre otros), emprendedores, artesanos. Por último, integramos la posibilidad de una aplicación digital que permite a emprendedores, educadores y visitantes interactuar con los circuitos y contenidos.
Creemos que la participación ciudadana es clave porque genera apropiación, sentido de pertenencia y sostenibilidad. En un contexto como el tucumano, con fuerte tejido social y diversidad cultural, los proyectos solo funcionan si se construyen con la gente.

¿Cómo fue el proceso de investigación, planificación y desarrollo del proyecto desde la idea inicial hasta la presentación final?

Usamos datos de turismo local, analizamos los barrios, detectamos oportunidades y limitaciones, y construimos una propuesta territorialmente anclada. El concurso nos exigió ir más allá del concepto, y eso nos ayudó a consolidar cada fase, definir indicadores y proyectar una implementación realista y escalable.

¿Qué aprendizajes o herramientas adquiridas en la Universidad Nacional de Tucumán consideran fundamentales para concretar esta propuesta?

Nuestra formación como abogados en la Universidad Nacional de Tucumán fue clave para pensar esta propuesta con una mirada integral. Nos dio herramientas para interpretar el territorio no solo desde lo normativo, sino desde las relaciones sociales, económicas y culturales que lo atraviesan.

La UNT nos brinda esa mirada multidisciplinaria propia de la diversidad de aprendizajes abordados. Además, nos permitió comprender cómo diseñar políticas públicas inclusivas, articular actores diversos y sostener proyectos en marcos jurídicos reales. La capacidad de análisis, la formación crítica y el enfoque en derechos nos ayudaron a pensar el turismo como una oportunidad de desarrollo justo, equitativo y sostenible.

¿De qué manera la formación académica los preparó para pensar soluciones reales a problemáticas complejas del territorio?

La Universidad nos enseñó que las soluciones reales requieren escuchar al territorio, comprender su complejidad y actuar con responsabilidad. Desde nuestra disciplina, aprendimos a leer problemáticas estructurales como la concentración del turismo o el acceso desigual a los bienes culturales y transformarlas en propuestas factibles.
Adquirimos habilidades para diseñar proyectos viables, dialogar con instituciones y comunidades, y trabajar con enfoque interdisciplinario. La formación académica fue el andamiaje que nos permitió pasar de una idea a una propuesta concreta, anclada en la realidad metropolitana.

¿Qué rol creen que debe asumir hoy la universidad pública en la planificación y el desarrollo metropolitano?

La universidad pública ha sido históricamente la responsable de convertir en realidad el sueño de la “movilidad social ascendente”, es uno de los grandes orgullos de nuestro país y es nuestra responsabilidad como egresados luchar por su continuidad y constante perfeccionamiento.

La misma debe ser un actor fundamental en la planificación y desarrollo del Área Metropolitana de Tucumán, aportando a través de sus tres funciones primordiales: la educación, la investigación y la extensión. A la vez, debe seguir formando profesionales de todas las carreras que tengan vocación de mejorar el lugar en el que convivimos.

“Para que ese rol sea efectivo, es indispensable defender y garantizar el financiamiento de la universidad pública. No hay desarrollo posible sin instituciones científicas y académicas fortalecidas, con recursos, con autonomía y con vocación de compromiso social. El conocimiento es una herramienta de justicia territorial, y la universidad pública es su garante”.

¿Creen que esta propuesta puede escalarse o replicarse en otros municipios o regiones de la provincia?

Uno de los principales valores de “Arte que Conecta” es su modelo flexible y replicable. La propuesta está pensada para adaptarse a distintas escalas, es decir, implementarse por etapas, por municipio o por rutas temáticas, según las características de cada territorio. Muchos municipios y comunas rurales de la provincia comparten desafíos similares: falta de visibilidad turística, necesidad de fortalecer identidades locales y espacios públicos con potencial desaprovechado.

¿Qué mensaje les darían a estudiantes y jóvenes investigadores que quieren aportar soluciones a los desafíos de Tucumán desde el conocimiento y la participación ciudadana?

Julio: A los estudiantes y jóvenes investigadores, les diría que el conocimiento tiene verdadero poder cuando se pone al servicio del territorio. No hace falta esperar a tener todos los recursos ni el espacio ideal para actuar. Las ideas que nacen desde el compromiso, la escucha y la sensibilidad social, pueden transformarse en proyectos concretos que impacten en la vida cotidiana, siempre que estén acompañadas por voluntad política. Aun así, insistir y sostener una idea en el tiempo, con convicción y trabajo, termina dando frutos. La universidad pública nos da las herramientas. Depende de nosotros convertirlas en acción.

Bartolomé: Anímense a soñar un Tucumán mejor, más justo, con más oportunidades. Crean en ustedes porque los jóvenes tenemos el potencial para hacer realidad ese Tucumán que soñamos. Capacítense para contar con herramientas que los ayuden a pensar y planificar políticas públicas que den solución a nuestros problemas. Habiten espacios colectivos, porque solo a través de la escucha, el debate y la búsqueda de consensos surgirán ideas superadoras. Y, como dijo el Papa Francisco, “hagan lío”.