Una que sepamos todos: Alta coimera...
Lo que suele voltear a esa clase de gobiernos es el fracaso de la economía. Cuando la gente ya no aguanta más. Antes de la caída, hay síntomas como la burla generalizada.
‘¡Alta coimeraaa…
Karina es alta coimeraaa;
Aaaltaaa coimeeeera,
Karina es alta coimeeeera…!’
(El increíble fenómeno del ‘jingle’ nacido en un programa de streaming que se convirtió en un fenómeno masivo y se canta en todo el país)
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Un gobierno puede mantenerse en el poder aun siendo impopular gracias al miedo, la represión, el manejo de la caja, la extorsión, la inacción de una oposición paralizada y la ‘realidad paralela’ que instalan cada día los medios que lo sostienen.
Lo vivimos, durante este larguísimo año y medio.
Mientras el sistema sea sólido, funcione, y el plan económico le sirva al Poder Real, será difícil que una denuncia por corrupción le provoque daños irreparables.
Lo que suele voltear a esa clase de gobiernos es el fracaso de la economía. Cuando la gente ya no aguanta más y, sobre todo, cuando los dueños del Gran Capital empiezan a perder, o a ganar menos.
Antes de la caída, hay síntomas. El más claro de todos es caer en la burla generalizada.
El humor popular, en esos casos, funciona como un arma letal.
Del ridículo absoluto no se vuelve, sobre todo tratándose de gente que ejerce el Poder.
Hay dos ejemplos recientes.
Fernando De la Rúa, pocos días antes del estallido social del 2001, protagonizó un involuntario gag en el programa de Tinelli, donde se comportó de manera más torpe y graciosa que el actor que se había maquillado para imitarlo. También fue al living televisado de Susana Giméne y habló de la escasez de la merluza. Fue una patética catástrofe personal. Se fue en helicóptero.
Mauricio Macri, en crisis económica terminal luego de los globitos de colores, el gradualismo, el dólar barato, el carry trade de Caputo y el préstamo récord del FMI, inspiró aquel inolvidable ‘hit del verano’ que repetía el estribillo de la canción ‘Es tiempo de alegrarnos’ que en el verano de 1975 y con la idea de transmitir “esperanza y felicidad, López Rega le había encargado a Raúl Fernández Guzmán, conocido por su nombre artístico: Sheriko.
En 2018 tuvo más éxito aún que el original, con una letra breve y explícita: ‘¡Maaauriciooo Macri laputáqueteparióóó…, Maaaauriciooo Macri laputáqueteparióóó…!’.
Al año siguiente Macri perdió las PASO por 16 puntos, y la elección en primera vuelta por 8.
Javier Milei –que sentía que podía surfear como un campeón sobre las coimas denunciadas aún antes de formar gobierno, el ajuste brutal, el cierre de empresas, la desocupación, la pelea con los bancos, el ninguneo a los aliados, la estafa Libra o la impiadosa expulsión de sectores internos–, de pronto… quedó desnudo e indefenso frente al ridículo.
‘Los golpes no alimentan’, dicen en el boxeo. La acumulación de manos recibidas te ablanda la mandíbula y un día… te despertás cuando la espalda choca con la lona. Entonces, te cuentan hasta cien.
Milei perdió la calle, si es que alguna vez realmente la tuvo.
La gente, ya sin miedo y con furia contenida, ahora le grita de todo, le tira cosas, le devuelve uno a uno sus insultos, lo obliga a irse a los cinco minutos de llegar.
Sucede, vaya donde vaya.
La mano del nocaut tiene la melodía de ‘Guantanamera’, una guajira muy popular en Cuba compuesta en 1929 por Joseíto Fernández, y que en los años ’60 popularizó en todo el mundo la versión grabada por el mítico cantante folk Pete Seeger.
La letra eran las primeras estrofas de los ‘Versos sencillos’ del poeta José Marti, pero tuvo muchos agregados en sus versiones gracias a su estructura en versos octosílabos ‘A-B-A-B’ (rima cada dos versos) y ‘A-B-B-A’ (dos versos que riman en medio de otro par que también rima) que facilita cualquier improvisación.
La nuestra, ya convertida en una suerte de himno popular en todo el país, es una bonita versión del tema que mandó la cantante tucumana María Paula Godoy a ‘La Fábrica de Jingles’ del canal de streaming ‘Gelatina’.
El título, obvio, es ‘Karina es alta coimera’.
Dice así:
Alta coimera, la mina es alta coimera,
Alta coimera, Karina es alta coimera.
En el Litoral dicen tongo
En Buenos Aires, cometa
El jefe es una señora
La reina de la opereta
Te digo, bien tucumano
¡Qué dura tiene la jeta!
Alta coimera, la mina es alta coimera,
Alta coimera, Karina es alta coimera.
La pucha y criptomoneda
Es libertad de avanzada
Señora primera dama
Amasa la billetera
La pucha ¡que cosa fiera!
Señora ama de casta
Alta coimera, la mina es alta coimera,
Alta coimera, Karina es alta coimera.
(..)
La cantan en las canchas de fútbol, las fiestas de cumpleaños, los recitales de rock, los recreos de los colegios, en las plazas, en los centros de jubilados, en las redes sociales, en las duchas.
Todos hemos visto el video viral de ese auto nuevo, paseando por las calles de Ezeiza con un enorme parlante sobre su techo que hacía sonar el hit a todo volumen.
La mayoría baila, mueve la cabeza o muestra tres dedos cuando la canta.
Es así, deliciosamente cruel.
El humor, la ironía, la burla impiadosa, suele ser la kryptonita de los fatuos, los grises, los despiadados burócratas, los ladrones sin guante.
Y es justo que así sea.
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